¿Qué serÃa de los cubanos sin el humor inteligente? Para que no nos falte la sonrisa de fin de semana, acogemos Cuentos de nuestro Era, una columna medio en broma, medio en serio, de la autorÃa del escritor Jorge Fernández Era e ilustrada por Wimar Verdecia.
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Este informe presenta el tratamiento del Derecho de petición en la Constitución y las leyes cubanas desde 1940 hasta la actualidad. Asimismo, documenta una serie de casos en los que ciudadanos que ejercieron variantes del derecho de petición recibieron como respuesta la omisión institucional, la represión directa o la simulación de diálogo.
Al gobierno de La Habana debemos quitarle también el poder de vendernos la crisis cual panacea eterna. Como al principio, volvemos a Van Dijk: «Los receptores no son pasivos: pueden resistir, rechazar o redefinir los discursos de poder». Y ahà radica nuestra fuerza: en no aceptar como destino lo que no es más que manipulación disfrazada de verdad.
¿Qué tienen en común las misiones médicas cubanas, los reclutas cubanos en Rusia y las rutas por Nicaragua? Todas son fuentes de un delito internacionalmente perseguido: el tráfico de personas.
Nadie puede pretender que todos los seres humanos piensen y actúen del mismo modo. Dos personas no se ponen de acuerdo en aspectos tan banales como el diseño de una ropa o la comida a elegir. ¿Cómo pretender, entonces, que millones de seres estén de acuerdo en todo y, consecuentemente, se comporten de modo semejante?
Las personas con discapacidad son las vÃctimas más notorias de los colapsos sociales. El caso cubano evidencia la crisis del modelo asistencialista. Este funciona mientras la economÃa mantiene estabilidad y se puede esconder la basura bajo el tapete. La polÃtica de institucionalización ha potenciado la exclusión. Es evidente la ausencia de una acción afirmativa y de una integración social. Cuba no es paÃs para discapacitados.
Los escenarios para una transición polÃtica en Cuba de mayor probabilidad en el corto plazo son la Continuidad Autoritaria Reforzada y las Reformas Parciales Controladas, dado el expertis de readaptación de las élites polÃticas y militares cubanas, su eficiente vigilancia de la cohesión y lealtad intra-élite, los efectos disuasivos de su capacidad represiva y el estricto control de la información pública.
Concebir los inicios del socialismo en Cuba como resultado de una necesidad impuesta, y no de la disposición de un grupo, sirvió por décadas para erigir el edificio del victimismo y el determinismo. Sin embargo, tal argumento no se sostiene ante un análisis histórico y crÃtico de rigor: desde el momento de la victoria sobre la dictadura de Batista, fueron tomadas medidas que conformarÃan el futuro entramado totalitario.
La experiencia de paÃses que en su momento parecÃan atrapados en regÃmenes cerrados, demuestra que la presión social y las coyunturas internacionales pueden abrir espacios para un cambio real. Para la sociedad civil cubana, los resultados implican la necesidad de estrategias que abarquen todas las dimensiones de una democracia robusta.
Algo cambió aquÃ, en Santiago de Cuba, no sé si es solo en la ciudad o si se extiende ―o se extenderá luego― a todo el paÃs, como esas rajaduras que empiezan siendo una pequeña e insignificante herida en un cristal. No tengo idea de cuándo eso que cambió hará presencia, pero es polÃtico, irremediablemente polÃtico.