
De cuadro a puente: autocrítica desde la Cuba que fue
El sistema pierde por días las garras sobre la sociedad, que cada día se hará más autónoma y transnacional. Liderar no es mandar, es liberar. Y Cuba necesita menos cuadros y más puentes. Cuba se puede reconstruir, pero no desde la geometría torcida del miedo. Sino desde la arquitectura íntegra de la esperanza.

Renuncia
No se trata de cambiar cargos y nombres; es necesario pasar la página del gobierno inepto y el sistema disfuncional, hacia otro democrático y participativo, en el que el concepto de soberanía sea el ejercicio del mando por el pueblo. Y el soberano, lo sabemos, no delega sus atribuciones.