El pensamiento político de la decencia
El pensamiento democrático cubano tiene que existir en contraposición con la criatura anodina, obediente, simplona y feroz a la que mutó el pensamiento político en su relación periférica y difícil ―angustiosa si se quiere, pero también venal― con el poder sin límites, cuando dejó de hacer lo primero y más importante que necesitábamos en Cuba: pensar.
El blindaje antidemocrático del sistema político cubano
Lejos de ser el soberano, el rol del pueblo se reduce al de espectador en el gran teatro de una hipotética «democracia socialista», pues no dispone de herramientas reales para incidir en las decisiones que afectan su existencia. ¡No es casualidad! Es resultado de un diseño meticuloso y progresivo para garantizar el control absoluto del poder.