
Mario Vargas Llosa: un escritor muere, un disidente perdura
Mientras la represión en Cuba continúa silenciando voces y la comunidad internacional responde con tibieza, recordar el valor de intelectuales como Vargas Llosa es más que un ejercicio de memoria, un acto de responsabilidad. Defender la libertad de expresión, incluso cuando implica ser condenado por otros, es reafirmar el compromiso con una democracia plena, sin excepciones geográficas ni ideológicas.
No solo somos una isla en la grandeza
Los intelectuales tenemos el deber de transmitir a los jóvenes que el gobierno mantiene a esa enorme burocracia represiva porque le rinde ganancias económicas, pero no debemos olvidar tampoco la carta firmada por grandes personalidades que legitimó la pena de muerte contra cuatro jóvenes negros atrapados entre la presión mediática que ejerce el exilio y la inclemencia de un dictador.