La luz que intentan apagar: carta abierta de Ricardo Figueredo Oliva
Este sábado, cedo el espacio al cineasta Ricardo Figueredo Oliva, un artista capaz de construir imágenes de la belleza citadina más underground, la que brota del universo laberíntico que nos rodea, y ser, al mismo tiempo, uno de los mejores ciudadanos que conozco. En cada documental cuenta una historia diferente, que nos sacude e involucra en algunos de los problemas más complejos de nuestra contemporaneidad, esenciales para comprender la Cuba de hoy, pero, sobre todo, que evidencian la fractura ética que padecemos como una sociedad que se desmorona.
Él pertenece a la generación que, durante la última década del siglo pasado, vivió intensamente el esplendor del rock nacional y dejó un nombre legendario en el recuerdo de los auténticos frikis: «El Chaqueta». Por eso, en su filmografía como director encontraremos el rastro creativo de una generación que convirtió a El Patio de María y a la Muestra de Cine Independiente, en una auténtica referencia de su espacio generacional, como décadas atrás, Coppelia y La Cinemateca de Cuba, lo fueron para sus padres.
Sin embargo, por culpa de un aparato abusivo y corrupto que sobrevive a expensas de la imaginación y la libertad, una vez más Cuba pierde a otro ciudadano y la cultura a otro artista.
Juan Pin Vilar
Sonoma, Estados Unidos
Juan Pin Vilar y Ricardo Figueredo
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Carta abierta para la Asamblea de Cineastas Cubanos, el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográfica, ICAIC, la Escuela Internacional de Cine y Televisión, EICTV, y la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano, FNCL.
Buenos Aires, 27 de abril de 2025
El martes 4 de febrero de 2025, mi amigo, el director y documentalista Juan Pin Vilar, publicó un post en el que denunciaba que me habían negado la entrada al país. Inmediatamente lo llamé y le pedí que lo eliminara, porque tenía la certeza que le ocasionaría problemas a la producción que estaba intentando encaminar en Cuba.
Hace años que estoy trabajando con la documentalista polaca Aleksandra Maciuszek, quién, al igual que yo, es graduada de la Escuela Internacional de Cine de San Antonio de los Baños. Durante más de una década, ella ha permanecido en contacto con una comunidad de vecinos de La Habana Vieja, para narrar sus vidas en esta hermosa película documental titulada «Cuatro Inviernos»; antes había ganado un Premio Coral en el Festival de Cine de La Habana, con su película «Casablanca».
En noviembre del 2024, le solicité a José Alejandro Álvarez Mujica, de la Oficina de Creación Artística del ICAIC, las visas de trabajo, los permisos de importación temporal, y los permisos para filmar en las calles de la Capital, del equipo polaco que comenzaría a trabajar el 15 de enero de 2025, día acordado para mi llegada a La Habana.
Pasaron semanas y no obtuve respuesta de Alejandro. Según él, Alexis Triana, el presidente del ICAIC, no había firmado ninguna de las cartas enviadas a su oficina. Aleksandra estaba muy angustiada, hacía dos meses que esperábamos la aprobación y teníamos fecha para comenzar a filmar el 20 de enero de 2025.
Muchos colegas me aconsejaron que no me aventurara a viajar a la Isla a menos que el proyecto estuviera aprobado, pues las consecuencias de haber sido el productor de «La Habana de Fito» estaban latentes en la memoria de los censores, incluso de aquellos que nos sonreían amablemente, porque después de las candentes reuniones que tuvimos a puerta cerrada, con gran cuidado para que no se filtraran, el director Juan Pin Vilar no tuvo otro remedio que anunciar frente a la viceministra primera, Inés María Chapman, que presentaría una demanda legal contra el robo y las mentiras contra su persona, vertidas en cadena nacional en un programa de televisión, para después ser boicoteado, amenazado, y casi obligado a abandonar el país.
Por otro lado, existía el precedente de que, en septiembre de 2021, el artista Hamlet Lavastida fuera detenido al llegar a La Habana, y trasladado a la fuerza a la unidad de instrucción de la Seguridad del Estado, conocida como Villa Marista, donde permaneció 86 días detenido arbitrariamente, acusado de «incitación a la rebelión» y «propaganda enemiga».
Mis amigos, constantemente, me hicieron esas observaciones para que no descartara la posibilidad de ser detenido. Ante tal situación, no podía aventurarme a viajar sin el referido permiso. Le escribí entonces a Yanin Martínez, secretaria de la Presidencia, pidiéndole alguna explicación coherente. Tampoco me respondió.
Investigué, y ya habían sido aprobados otros permisos de filmación, entregados aproximadamente por las mismas fechas; sin embargo, no respondían mis llamadas; por un momento sentí que, del otro lado de la línea, no existía nadie. La incomodidad de Alejandro se me hizo evidente y decidí, junto a Claudia y Aleksandra, apelar a la intervención de Susana Molina, directora de la Escuela Internacional de Cine de San Antonio, por tratarse de un proyecto que involucraba a varios egresados de ese centro.
Inicialmente, nuestro propósito era saber si existía algún inconveniente con Claudia o conmigo, relacionado con nuestro arribo como parte del staff, por lo que en mi conversación con Susana Molina ―en la que solamente hablé yo―, además de ponerle al corriente del proyecto, le pedí verificara si no había inconveniente con mi persona y, en caso de que existiera, priorizara la producción, para lo cual, en ese caso, propuse a Melvin Roco, Rosa María, Humberto Jiménez o Yamila Marrero.
Susana prometió averiguar. Le pasé sus contactos a Aleksandra, quien ya tenía un atraso significativo en su apretada agenda y quería conversar personalmente con ella. Susana jamás volvió a comunicarse conmigo. Sin embargo, veinticuatro horas después de nuestra conversación, le envió a Aleksandra este audio, que transcribo:
(0:00) Hola, buenos días. (0:04) Mira, sí, la gente del ICAIC me respondieron ayer tarde por la noche (0:13) que ellos no tienen un productor para ponerte del ICAIC, (0:21) pero que sí, ellos estaban tramitando los permisos y las visas. (0:25) Yo te voy a pasar el contacto de una persona que se llama Janine (0:32) para que tú le mandes textos o mensajes de voz y le puedas explicar a ella algo, (0:45) algo más del proyecto y puedas darle seguimiento con ella. (0:49) Janine es una persona muy laboriosa, llegó al ICAIC un poquito después que Alexis (1:01) y ella, aunque es nueva, se ha metido mucho en el trabajo, (1:11) así que puedes hablar con ella y explicarle las cosas (1:15) y creo que ya deberías ir proponiendo a Yamila o a Humberto.
Evidentemente, yo no era bienvenido a trabajar en Cuba y les di la coartada que necesitaban para quedar bien con la parte polaca y deshacerse, como de costumbre, de todo lo que no les simpatiza. Resulta lamentable que estos comportamientos, tan carentes de ética, cuenten con la complicidad de funcionarios y colegas cercanos a la Escuela.
Una vez más son evidentes las consecuencias que pagamos los que decidimos expresarnos libremente a través del cine, como mi colega Boris González Arenas, expulsado también de la Escuela por ejercer su derecho a expresarse, sin que a nadie le importara su condición de egresado y padre de familia.
Cuando un funcionario toma este tipo de determinaciones, atenta contra toda una comunidad, cada día más dividida; atenta contra el legado mismo de la Escuela y la responsabilidad del gobierno cubano de preservar su luz, como la luz de la aurora, que hoy se apaga bajo la complicidad de los miembros de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano.
La presidencia del ICAIC y la dirección de la Escuela Internacional de Cine dejan a las claras que no es cierto lo que asegura el presidente Díaz-Canel cuando afirma que todos los cubanos pueden volver a trabajar y levantar el país.
Hago responsables de todos los acontecimientos acaecidos, a los representantes de estas instituciones, quienes siguen vendiendo la entrada a la Escuela como una oportunidad de aprendizaje y satisfacción, mientras son culpables del éxodo de una gran cantidad de colegas del medio, cansados de ser chantajeados, extorsionados y cuestionados.
Hace años que la Escuela pasa por momentos terribles debido a las malas decisiones de su Directora, que legitiman la censura sobre los egresados cubanos cuya obra cuestiona la deplorable situación del país.
Este capítulo lamentable, que involucra directamente a la Escuela, sin dudas está ligado a nuestra posición de denuncia pública respecto al robo e ilegal transmisión de «La Habana de Fito», sumada a la larga lista de atropellos y mala fe contra nuestros colegas de la Asamblea de Cineastas Cubanos, la que ridículamente se empeñan en no reconocer.
Ricardo Figueredo Oliva
Cineasta cubano. Graduado de la 12ma. generación de la EICTV.
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* Productor, guionista y director de cine. Graduado de la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños (EICTV) en la especialidad de Producción, en 2002; y también en un postgrado de dirección en el Workshop del New York Film Academy (NYFA) en Estados Unidos, en 2015.
Fundador en 2006 de Cooperativa Producciones, grupo de desarrollo y producción cinematográfica con el cual ha realizado las primeras obras de varios directores cubanos, premiadas en pasadas ediciones del Festival del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana. Sus proyectos se han presentado en distinguidos festivales internacionales.
Desde 2006 ha escrito y dirigido de forma independiente obras documentales como «Sexo, Historias y Cintas de video», 2006; «Despertar», 2010; «Operación Alfa o lo que le pasó a Benito Manso», 2012; «La singular historia de Juan sin nada», 2016; «La teoría cubana de la sociedad perfecta», 2019; «Rojo amarillo y verde», 2020, y «El Encargado», su más reciente cortometraje de ficción, 2023.
Tiene alrededor de sesenta películas en las que ha intervenido como productor general y otras en las que ha participado en significativas asistencias en diferentes rangos de la producción para el cine y la televisión en Cuba. Ha sido asesor de tesis de la Escuela Internacional de Cine y Televisión, coordinador del festival de cine INSTAR, en Buenos Aires, y colaborador de medios de prensa como Infobae y Cadal, con los que ha publicado varios artículos.
Actualmente tiene en post producción la película «Sinfonía del destierro», 2025, rodada en Argentina, con la cual obtuvo la beca del Art at Risk y el PEN, y se encuentra en búsqueda de financiamiento para concluirla.