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Hoy, la educación en Cuba es reflejo del país: agrietada, resiliente, contradictoria. Un sistema que quiso formar ciudadanos ejemplares y acabó forjando disidentes lúcidos. Y quizás —solo quizás— ahí radique su último gesto de éxito involuntario: enseñó tanto a obedecer como a pensar, y de ese doble filo nació la posibilidad de otro futuro.
El mejor antídoto para evitar acciones públicas de insatisfacción y reclamo es, en primer lugar, el desempeño honesto, sistemático y eficiente del gobierno para proporcionar las mayores posibilidades de realización material y espiritual a sus ciudadanos, según sus propias aspiraciones y no según un proyecto ajeno y desconectado de los anhelos de las personas.
Sin las válvulas de salida que eran la emigración y la conexión a internet, que funcionaba como una especie de exilio interno, hemos perdido dos lastres importantes que ralentizaron por mucho tiempo la participación cívica de la ciudadanía cubana. Como bien dijo el novelista norteamericano Charles «Chuck» Palahniuk: «solo después de perder todo eres libre para hacer cualquier cosa».
¿Qué condiciones mínimas permitirían activar cada autonomía en Cuba sin esperar un cambio de régimen, y cómo pueden protegerse de la cooptación o la represión? ¿De qué manera pueden las comunidades cubanas identificar su lugar dentro de este sistema sin caer en fragmentaciones, ni en reproducciones del mismo verticalismo que intentamos superar? ¿Puede una Constitución de facto nacer del tejido autónomo y ciudadano, sin depender de una asamblea oficial ni de un poder constituido?
El hambre por sí sola no hace a los rebeldes, es la conciencia de que es posible cambiar las cosas, negarse a aceptar y esperar pasivamente que las soluciones vengan desde afuera, o desde arriba. Hay que aprestarse antes de que sea demasiado tarde. Como decía el filósofo y ensayista español cuya frase encabeza este texto: «El pasado no nos dirá lo que debemos hacer, pero sí lo que deberíamos evitar».
La del régimen cubano es la «crónica de una muerte anunciada». No obstante, como se ha visto, es muerte doble: primero muere la sociedad que es parasitada, después morirá el régimen parásito. Si la tendencia no se revierte, cuando el régimen colapse quedará poco que salvar.

¿Qué sería de los cubanos sin el humor inteligente? Por eso, para que no nos falte la sonrisa de fin de semana, acogemos Cuentos de nuestro Era, una columna medio en broma, medio en serio, de la autoría del escritor y humorista Jorge Fernández Era y con ilustración de Wimar Verdecia.
Miguel Díaz-Canel rinde cuentas a Raúl. Y Raúl… A nadie. El ciclo se cierra cuando el presidente de la UPEC, cuyos afiliados son quienes están obligados a cuestionarlos, los aplaude y los glorifica. A eso debe referirse con lo del «nuevo modelo de prensa»: un modelo que no lo haga «prensar» mucho.
Muy importante que se cree, como anunció el presidente de la asociación, el Observatorio Cubano de las Ciencias Económicas, a ver si mejoran los pronósticos y se reducen los daños que le dejan al país las perturbaciones económicas producidas por las medidas del Gobierno.
La transformación estructural de la Isla tiene que ser muy profunda para que una economía pase de ser la principal exportadora de azúcar a depender de la importación para no cubrir ni la décima parte de la demanda. Ello demuestra la «amplia gama de políticas que promueven una singular metamorfosis de toda la sociedad». Ni Kafka lo logró mejor.
Los latifundios ideológicos no necesariamente son obra del capitalismo. También los hay socialistas, como el propio Cubadebate. Si Céspedes se empata con Fernando Buen Abad, se alza antes del 10 de Octubre y declara abolida la semántica.
¿Por qué la noviolencia? ¿Por qué es más relevante hoy que nunca? Porque las guerras generalmente no eliminan las dictaduras sino, en el mejor de los casos, a los dictadores. En la mayoría de los casos lo que hacen es redistribuir los escenarios de poder violento. Por el contrario, los escenarios de acción noviolenta promueven la modernidad, con la aparición de una ciudadanía pro activa. Es esta transformación a partir del individuo lo que define la misión y visión de este tipo de lucha.