Una propuesta de reforma electoral y un necesario debate
Mantener explícitamente el partido único reduce el anclaje programático y empuja a una personalización de la contienda ―más marketing del candidato que debate de plataformas―, entre tanto, la segunda vuelta tendería a coordinar facciones internas más que proyectos alternativos. Tal escenario estaría muy lejos de ser una salida realmente democrática.
El «Programa de Gobierno» cubano: entre la retórica agotada y la ausencia de soluciones reales
El llamado «Programa de Gobierno» debió ser un punto de inflexión. Podría haber sido el documento que reconociera los límites del modelo vigente y abriera la puerta a una transición responsable hacia una economía mixta, productiva y equitativa. Pero no lo es. Es otro síntoma de una dirigencia que aún prefiere la retórica al análisis, el control a la eficiencia y la preservación del poder a la construcción del futuro.
Cambiar para seguir siendo: discurso del fraude en Cuba
Con los discursos de la descentralización, el emprendimiento o el diálogo, el régimen intenta, a través de sus voceros oficiales u oficiosos, construir agendas intelectuales que simulen reformas, mientras preservan los elementos que constituyen el núcleo de su poder. Son operaciones de distracción, diseñadas para encauzar la atención pública hacia cuestiones importantes, pero no esenciales, y alejarla de las transformaciones estructurales que el país necesita.
El blindaje antidemocrático del sistema político cubano
Lejos de ser el soberano, el rol del pueblo se reduce al de espectador en el gran teatro de una hipotética «democracia socialista», pues no dispone de herramientas reales para incidir en las decisiones que afectan su existencia. ¡No es casualidad! Es resultado de un diseño meticuloso y progresivo para garantizar el control absoluto del poder.