
Para los excluidos, el horizonte es la democracia
Hasta ahora, como dijera Natalia Ginzburg, «conocemos bien nuestra cobardía y bastante mal nuestro valor». Para un movimiento de los excluidos en Cuba, el diálogo para conquistar la igualdad es inevitablemente político, pero nuestro horizonte es la democracia. Solo así obtendremos el respeto que merecemos como ciudadanos y dejaremos de recibir el escaso y duro pan de los súbditos, el desprecio. Nosotros podemos lograrlo.
Cambiar para seguir siendo: discurso del fraude en Cuba
Con los discursos de la descentralización, el emprendimiento o el diálogo, el régimen intenta, a través de sus voceros oficiales u oficiosos, construir agendas intelectuales que simulen reformas, mientras preservan los elementos que constituyen el núcleo de su poder. Son operaciones de distracción, diseñadas para encauzar la atención pública hacia cuestiones importantes, pero no esenciales, y alejarla de las transformaciones estructurales que el país necesita.