
La dignidad ya ha vencido el miedo. Los estudiantes no están solos
Lo que comenzó como un reclamo legítimo por la justicia económica y el acceso equitativo a la información, se ha transformado, por decisión del poder, en motivo de persecución y hostigamiento contra quienes alzaron la voz. La comunidad académica, dentro y fuera de Cuba, no debe ser cómplice del atropello. La universidad no es —aunque en Cuba durante décadas ha funcionado como tal— brazo de la represión, sino espacio de libertad.