La dignidad ya ha vencido el miedo. Los estudiantes no están solos

Desde CubaXCuba - Laboratorio de Pensamiento Cívico, observamos con profunda preocupación la escalada represiva que enfrenta el estudiantado universitario tras el paro académico y otras formas de protesta motivadas por el reciente tarifazo de ETECSA. Lo que comenzó como un reclamo legítimo por la justicia económica y el acceso equitativo a la información, se ha transformado, por decisión del poder, en motivo de persecución y hostigamiento contra quienes alzaron la voz.

La protesta universitaria ha sido, en su forma más elemental, una expresión de ciudadanía activa. Jóvenes estudiantes de diversas universidades cubanas han ejercido su derecho a disentir, cuestionar, y demandar transparencia y equidad. Lo han hecho con respeto, argumentos sólidos, y desde un apego ejemplar a los valores del diálogo, pensamiento crítico y vocación pública.

Frente a ese gesto cívico, el poder ha respondido con intimidación. Citaciones, amenazas, acoso y presencia de agentes de la Seguridad del Estado en los campus universitarios, son signos claros de una estructura y una práctica política excluyentes, que no toleran ninguna forma de participación desde las bases ciudadanas. Es precisamente esta incapacidad para convivir con el disenso, lo que evidencia el deterioro institucional del país, y lo que debería alertar a todos los que, desde el mundo académico, aún guardan silencio.

¿Cuál es la excusa esta vez para no apoyar a los estudiantes? ¿Que ha sido un escenario montado desde el exterior? Nadie con un mínimo de sentido común y decencia aseguraría tal cosa, al verlos defender derechos para todos y rechazar privilegios sectoriales. ¿Que son pagados por fuerzas extranjeras? Precisamente lo que exigen los estudiantes es no tener que vivir parásitos de las recargas de sus familiares en otros países. ¿Que no han usado los famosos «canales establecidos»? Las protestas, además de absolutamente pacíficas y respetuosas, han tenido el espacio institucional universitario como locación y las brigadas de la FEU como núcleos.

La comunidad académica, dentro y fuera de Cuba, no debe ser cómplice del atropello. La universidad no es —aunque en Cuba durante décadas ha funcionado como tal— brazo de la represión, sino espacio de libertad.

Quienes hoy castigan a los estudiantes por ejercer su derecho a opinar, están vulnerando principios esenciales, usando la fuerza, no para defender una idea, sino para proteger un privilegio. Pero también saben —porque la historia lo demuestra— que cada vez que un estudiante es silenciado, la universidad entera se oscurece y, con el tiempo, se levanta.

Los tiempos históricos tienen semejanzas notables. Como afirmara Julio Antonio Mella en enero de 1923, ante el pujante movimiento de la reforma que logró la autonomía universitaria:

«De gran importancia es en verdad el movimiento estudiantil, es un motivo de optimismo para el porvenir, demuestra cómo la nueva generación que será dueña de los destinos de la patria, es una generación digna sucesora de las virtudes e ideales de los Martí, Maceo, Gómez, no es igual a la generación actual (…) La que tiene el poder para el lucro, no para el desarrollo de las grandes ideas, la que sirvió a la Libertad para luego prostituirla, la que encumbra a la mediocridad, al “rastacuerismo” y posterga en sus torres de marfil, en el país del olvido, a los grandes pensadores y genios, en fin, la que ha vendido la soberanía al extranjero.

 “Patria, madre doliente, contempla con orgullo a tus jóvenes hijos, admira su grito de rebeldía y siente honda satisfacción al conocer sus virtudes”. ¡Ojalá sirva el gesto cívico de la juventud universitaria, como ejemplo, a los adultos de hoy, y tras la regeneración de la Universidad venga la de Cuba!».

Desde CubaXCuba reafirmamos nuestra solidaridad con la comunidad estudiantil, en especial con quienes han tenido el valor de alzar la voz desde espacios tan controlados y simbólicamente ocupados por el poder como las universidades. Y reiteramos nuestra convicción: solo una ciudadanía activa, crítica y valiente podrá devolverle a Cuba el derecho a la palabra.

A los estudiantes, les decimos: su dignidad ya ha vencido el miedo. No están solos.

A los profesores: ha llegado la hora de ponerse del lado correcto de la historia.

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Imagen principal: Revista Alma Mater.

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