
Sobremesa sin plato fuerte
En Cuba, la tríada perfecta del poder radica en precisar: quiénes usufructúan la propiedad estatal y cómo lo hacen; de que modo funciona la estructura política del Estado, y cuán permeable a la voluntad ciudadana es el sistema electoral. Pero para abordar esos temas, habría que abandonar la ligereza y el desparpajo que caracterizan a La Sobremesa.
El pensamiento político de la decencia
El pensamiento democrático cubano tiene que existir en contraposición con la criatura anodina, obediente, simplona y feroz a la que mutó el pensamiento político en su relación periférica y difícil ―angustiosa si se quiere, pero también venal― con el poder sin límites, cuando dejó de hacer lo primero y más importante que necesitábamos en Cuba: pensar.

Harold Cárdenas y las muchas máscaras del poder
No es posible reformar estructuras políticas cuyo fin único, desde el inicio hasta hoy, ha sido gobernar mediante la autocracia de un grupo de poder que fagocitó la soberanía popular en provecho de una élite que usufructúa la propiedad social a su favor.