Aureliano Sánchez Arango: el gran opositor

Lela Sánchez Echeverría es una mujer vehemente, dura. Dueña de una honestidad que seguramente le habrá hecho pasar algunos malos ratos. Aunque hablamos a diario, no nos conocemos personalmente, y, si bien siempre me ha resultado interesante su personalidad, nunca había tratado de encontrarle una explicación. Hoy, luego de varios audios vía WhatsApp, entendí que, aunque parezca un lugar común o una verdad de Perogrullo, la explicación es que ella es hija de su padre.

Aureliano Sánchez Arango es una figura transversal en la historia de la República. Un hombre que supo estar a la vanguardia de su tiempo durante cinco décadas. El día de hoy, aniversario 118 de su nacimiento, no debía a pasar desapercibido. Sobre todo, cuando en las actuales circunstancias que vive Cuba, su civismo y honestidad son ejemplos necesarios.

Las preguntas que le hicimos a Lela, desencadenaron numerosos audios sumamente largos, cada cual tan interesante como el anterior. En ellos, la figura de «papá», como ella le llama todo el tiempo, alcanzará su justa valía a los ojos del lector.

Conversando con Lela

No es fácil hablar de papá de esta forma, de lejos, a tanta distancia. Creo que la única entrevista que he dado antes que esta, fue la que hice con Alberto Müller en el programa que él tiene en Estados Unidos, en Miami: «Cuba y su historia». La hice sin que fuera algo oficial. Es la primera vez que voy a hacer una cosa de esta índole. Bueno, no, también hubo una con Julio César Guanche hace unos años, pero esa nunca ha salido a la luz.

Papá era un individuo bien difícil de asimilar. Muy austero, tal vez un poco rígido, honesto hasta los huesos. Así nos educó a mi hermano y a mí. De la forma en que vivía él, vivió su familia. No solamente él, mi tío, mis abuelos, mi abuela, mi otra abuela, en fin. Mi familia fue una familia conflictiva y difícil, y dentro de ella, papá era un individuo que destacaba por su personalidad y por el trabajo que realizó durante toda su vida.

Desde muy joven, desde los quince años, fue compañero de Mella; era más joven que Mella, pero fue seguidor suyo. Cuando Mella va a la huelga de hambre, él preside el Comité por la huelga de hambre de Mella. El Partido Comunista no estaba de acuerdo con dicha huelga, y esto hace que después sea expulsado de sus filas. En fin, cosas que la historia ha tocado por arriba, nunca profundamente.

Aureliano Sánchez Arango y su hija Lela.

Papá fue miembro del Directorio Estudiantil Universitario del 27, desde el cual se opuso a la extensión del período presidencial de Gerardo Machado. Estuvo entre los firmantes contra la reelección, motivo por el que sería expulsado de la universidad en el propio 1927.

También participó en la creación del Directorio Estudiantil Universitario del 30, pero después se desgajó del directorio para constituir, con otros compañeros, el Ala Izquierda Estudiantil (AI), de la cual en este país se habla muy poco. Se habla del directorio, pero apenas del Al. Esta última se crea cuando aún las izquierdas no tenían el disminuido prestigio que poseen ahora a nivel mundial, sino que era realmente una posición de lucha respetable y seria por lograr cosas positivas para el país.

En fin, en el Ala Izquierda estuvieron Pablo (de la Torriente), (Raúl) Roa y un grupo de compañeros que coincidieron, en prisiones o en el exilio, con la gente del Directorio, donde ellos habían participado antes. El Directorio tenía más amplitud, porque no solamente estaba en la Universidad, también llegaba hasta la secundaria, hasta la Escuela Normal, por ejemplo.

Tras la caída de Machado, papá sigue vinculado a la lucha y se desliga del Partido Comunista, donde había militado por muy poco tiempo. Salió del Partido prácticamente enseguida, concretamente, cuando se percata de que no respondía a lo que él realmente pensaba. Así ocurrió con otros compañeros suyos, como Leonardo Fernández Sánchez, que abandonaron la organización.

No obstante, su posición de izquierda la mantuvo durante toda la vida, creo que hasta el momento de su muerte. Me llamó la atención que cuando lo estaban sepultando, uno de sus compañeros ―creo que Felipe Donate―, dijo al despedir el duelo que a papá no se le podía considerar comunista, aunque hubiera defendido a los obreros y a las mujeres. Piensa que eso fue en el año 1976 en el exilio, donde todavía estaban discutiendo si papá era o no comunista por sus ideas de izquierda.

En 1938 se desvincula de la política y entra, por oposición, como profesor en la Universidad de La Habana, donde impartió la asignatura Legislación obrera y fue autor de su libro de texto. Allí estuvo hasta 1948, fecha en que Carlos Prío le pide que participe en su campaña para presidente, cosa que papá hizo de manera muy elemental, porque, a diferencia de Eduardo Chibás, nunca militó en el Partido Auténtico. Participó en la etapa de gobierno de Prío, pero nunca fue miembro oficial.

Al ser elegido, Prío le propuso que asumiera el Ministerio de Educación. La primera cosa que hace papá antes de tomar posesión, fue anunciar en la prensa que se dejaran de vender los puestos de maestros, porque él no los iba a tomar en consideración. Expresó que era una cosa indignante, que tales puestos había que ocuparlos por oposición, y no porque alguien los comprara, como estaba ocurriendo en época de Grau.

Efectivamente, en cuanto llegó al Ministerio analizó los casos de maestros nombrados en los últimos tiempos y dejó cesantes a todos los que habían comprado los cargos. Además, puso en vigor las oposiciones para llegar al magisterio. Su decisión afectó muchos intereses políticos; aun así, se mantuvo durante el período en que desempeñó ese cargo.

Él realmente tomó posesión del Ministerio la noche antes de ser ministro. Acudió con Arbusia, un compañero suyo de los años treinta, y entraron hasta el despacho principal, donde encontraron inclusive unas nóminas de gangsters ―los niños del gatillo alegre que había en Cuba―, que cobraban por el Ministerio de Educación. Entonces le indicó a Arbusia, que sería el jefe de la seguridad del Ministerio, que cuando llegara cualquiera de ellos le dijera que tenía que ir a verlo al despacho. Nadie fue.

Eso ocurrió también con algunos periodistas, cosa que me sorprendió pues no lo sabía. Muchos años después, Xiomara Lanzín me comentó que también había una serie de periodistas que cobraban un sueldo, una botella, en el Ministerio de Educación, y papá se los quitó. Por esa razón tuvo una gran bronca con el Gordo Quintana, que en aquel momento era el presidente de los periodistas de Cuba, y también había sido su compañero en la época del 30.

Fíjate, tomó posesión en octubre y en diciembre ya le habían hecho una interpelación parlamentaria por el tema de las cesantías. Realizó entonces un Informe ante el Senado de toda la situación que encontró en el Ministerio de Educación, desde el punto de vista del nivel escolar de la población, el analfabetismo existente, los maestros, las escuelas; es decir, una información muy completa sobre la situación del Ministerio de Educación en el año 1948.

La interpelación ante el Senado transcurrió sin problema ninguno, y continuó siendo ministro. Encaminó sus esfuerzos entonces a tratar de desarrollar las enseñanzas primaria y secundaria, y a acabar con el bonchismo que existía en los institutos, en los cuales había una manera de funcionar, con huelgas y todo tipo de cosas, donde los alumnos reclamaban, casi a punta de pistola, las notas a los profesores. Con relación a esto último, tuvo una serie de dificultades y problemas.

Mi papá nunca tuvo miedo, creo que jamás lo sintió. Siempre fue un tipo bien plantado, en el sentido de que sabía lo que aspiraba para su país. Por tal razón, cuando fue a tomar el Ministerio de Educación, no solamente hizo lo que te he explicado, sino que seleccionó a un grupo de compañeros de la época del 30, que era gente muy honesta, muy empeñada también en el desarrollo del país.

Algunos de ellos fueron: Carlos Alfara, que trabajaría después con el Che; Salvador Vilaseca, que sería un alto funcionario luego de 1959; el viejo Roa, Raúl Roa; Ignacio Fiterri, que venía de una familia de matemáticos y profesores; Silvia Martel; Charo Guillaume, quien por cierto era miembro del Partido Socialista Popular; Asunción Díaz Cuervo, etc. (Nota del entrevistador: Aunque no la menciona, Delia Echeverría, tía materna de Lela, formó parte del grupo que se nucleaba alrededor de Aureliano). Así fue que se rodeó de un grupo de personas muy honestas, que eran antiguos luchadores por el desarrollo del país.

Hay dos cosas que creo de interés en esta época. Una, que papá dio cabida en el Ministerio a un grupo grande de profesionales, de intelectuales españoles, que habían venido después de la Guerra Civil Española y estaban viviendo en Cuba, algunos en una situación bastante precaria, difícil. La otra, que creó el Movimiento Pro-Democracia y Libertad, que tuvo la primera reunión aquí en La Habana.

De ella formaban parte varios presidentes y vicepresidentes que habían tenido que dejar el cargo por golpes de Estado. Tenían una especie de agrupación para apoyarse unos a otros y evitar este continuo movimiento de golpes de Estado de derecha. En este caso, estaban Rómulo Betancourt, Rómulo Gallegos, Pepe Figueres, etc. Irónicamente funcionaron en ese sentido, hasta que se produjo el golpe de Estado en Cuba. Mira tú qué paradoja.

Durante el tiempo que estuvo en el Ministerio desarrolló un trabajo muy serio en la promoción de la cultura. Lo que hizo fue sacar la cultura a la calle, no dejarla en los museos ni en los teatros. Utilizó la Plaza de la Catedral como espacio de presentación de las orquestas sinfónicas, del Ballet de Alicia Alonso ―que era como se llamaba entonces―, y además, para exhibir espectáculos y personalidades de la cultura que visitaban Cuba. Ahí estuvo Arturo Rubinstein, los Cossacos del Don, Peruzio Burgos ―que era un niño genio del piano. Gran expectación causó el espectáculo Juana D'Arco en la Hoguera, que fue extraordinario. Yo era niña, pero lo recuerdo como una cosa impactante.

Aureliano Sánchez Arango (al centro con bufanda roja), en New York, 1962.

Hubo también un movimiento a las provincias, que no pude seguir de cerca porque era pequeña. Sin embargo, lo que sí pude disfrutar fue el trabajo que se hizo en el Anfiteatro de La Habana y en el Parque Central, donde se celebró una Feria del Libro. O en la esquina de la Puntilla, con la Feria de la Canción Cubana. Cuando llegó la Feria del Libro, también se llevaban las artes plásticas. Papá trató de sacar la cultura de los edificios, de los museos y de las instituciones para que el pueblo pudiera disfrutarla. Eso lo logró junto a Raúl Roa, que era Director de Cultura.

En esas ferias me encontré por primera vez con la poesía de Rubén Martínez Villena. Los poemas de Rubén los conocí por una publicación que hizo el Ministerio de Educación en esa época. Hubo un trabajo de tres años y pico, que fue importante para el desarrollo de la educación en Cuba, en el sentido más general.

También atendía el deporte. Recuerdo que en un local ubicado en la fuente que está hoy frente al Riviera, había una especie de lugar donde se hacía deporte. Hasta hielo se puso ahí y estuvo Sonja Hein, una patinadora famosa.

El estilo de trabajo de mi padre debe haberle afectado. Recuerdo que trabajaba mañana, tarde y noche. Yo aprendí a laborar dieciocho horas al día porque era lo que trabajaba él con su equipo. Y sábados, y domingos. Ahí no había descanso, todo el tiempo se estaba trabajando. Yo me imagino que esto sí creó una dificultad en el desarrollo del trabajo del Ministerio.

En junio del año 51 estaba en Palacio esperando a Prío cuando un periodista se le acerca y le pregunta por Eduardo Chibás. Y papá dice de Chibás que era un individuo que explotaba a los trabajadores del café, porque tenía junto a su familia una finca en Oriente; por lo que entonces lo consideró un explotador y además lo inculpó de estar manipulando los precios del grano. Eso fue en la mañana, pero Chibás no responde a esto, sino que, esa misma noche, lo acusa de ser un ladrón y robar el dinero del desayuno escolar, de los enseres escolares, de las libretas, los libros, etc.

De tal modo se inicia la polémica infinita. Ese fue el título del libro en el que describo lo ocurrido. Durante muchos años he tenido que cargar con esa polémica en mis hombros. La misma empieza a principios de junio y termina el 5 de agosto. Con idas y vueltas, muchos supuestos encuentros, acusaciones de un lado y de otro… En fin, fue una situación bastante difícil y compleja.

En aquel momento Chibás era candidato a la presidencia, y utilizó esta acusación contra papá como si fuera una acusación contra el peculado y el latrocinio del gobierno auténtico. Y el gobierno auténtico tuvo muchas cosas negativas, pero también muchas cosas positivas que es justo reconocer.

En una ocasión pregunté a mi padre por qué había sido ministro en la época de Carlos Prío, y me respondió que él prefería ser ministro de Prío que ministro de Estrada Palma, pues Estrada Palma realmente no había hecho nada positivo por el país, más que ser el primer presidente, y que había tenido una actitud entreguista.

Yo no sé por qué, pero así me dijo. Está la Enmienda Platt por el medio, sin embargo, no creo que Estrada Palma fuera justamente el responsable de la Enmienda Platt. No obstante, él insistía en que Estrada Palma había sido un hombre honesto, pero no había hecho nada por el país, y que, por el contrario, en época de Carlos Prío se habían tomado una serie de determinaciones importantísimas para el desarrollo, como el Banco Nacional de Cuba, o lo que hoy es Contraloría. Se decidieron además una serie de medidas de carácter nacional para favorecer la industria ligera, y otras para fortalecer la existencia de los tres poderes, que es lo que hace más democrático un país. O sea, la existencia de total independencia del Poder Judicial, el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo.

***

Termina en este punto el primero de los audios, y el entrevistador queda pensando en cómo es posible modificar tanto la imagen de una figura ante los ojos de la historia. Aureliano es uno de esos raros casos donde la víctima de una difamación ha tenido que defenderse cada mañana. Tomo el celular y escribo a Lela: ¿Qué no le perdonan a Aureliano?

Aries M. Cañellas Cabrera

Licenciado en Filosofía e Historia. Profesor e investigador.

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