Entre huracanes
Algo cambió aquí, en Santiago de Cuba, no sé si es solo en la ciudad o si se extiende ―o se extenderá luego― a todo el país, como esas rajaduras que empiezan siendo una pequeña e insignificante herida en un cristal. No tengo idea de cuándo eso que cambió hará presencia, pero es político, irremediablemente político.
Cuba no es país para discapacitados
Las personas con discapacidad son las víctimas más notorias de los colapsos sociales. El caso cubano evidencia la crisis del modelo asistencialista. Este funciona mientras la economía mantiene estabilidad y se puede esconder la basura bajo el tapete. La política de institucionalización ha potenciado la exclusión. Es evidente la ausencia de una acción afirmativa y de una integración social. Cuba no es país para discapacitados.
Deterioro de la civilidad
Desde esta situación económico-social sumamente crítica que padece el país, hoy más que nunca se hace necesaria una asunción, educación y estricto respeto de la civilidad, entendida como la conciencia y el comportamiento que hacen prevalecer las virtudes y los valores humanos más universales.