Mangas
—«En un paralelo atrevido entre el nuevo Programa de Gobierno para corregir distorsiones y reimpulsar la economía y nuestra tirante cotidianidad, este parece provocar zonas iluminadas y otras oscuras».
—Lo noto cuando quitan la corriente, me subo a la azotea y escruto el resto de la ciudad.
—No es mía la frase. Puedes encontrarla en el diario de la senectud cubana, artículo «Cuba y un nuevo Programa de Gobierno: ¿sin corte de “luz”?», publicado por el tal Ronquillo, el que escribe Bello.
—¿El mismo que en febrero de este año, sin escrutarse los escrotos, afirmara que ya estaban creadas «las bases políticas, jurídicas e institucionales para avanzar hacia la construcción de un nuevo modelo de prensa y de comunicación pública para nuestro socialismo», «con medios sólidos, modernos, creíbles, innovadores, articulados entre sí y con sus iguales en el mundo y con una autoridad y ascendencia social»?
—Él solito es un modelo de prensa servil, no en balde ha logrado la ascendencia social al cargo de presidente de la Unión de Periodistas de Cuba. No hay artículo en que se abstenga de citar a la autoridad.
—Sobre todo a su bien amado primer secretario del Comité Central del Partido y presidente de la República.
—Se la pasa despotricando contra los «amanuenses del imperio». «Se sentirían felices de ver a su patria, primero quebrada, y luego diluida en la más aviesa sumisión».
—¿Se refería acaso a Amanuence Marrero y su gabinete, que viajan a menudo a Rusia para apoyarla en su guerra imperial y pedir limosnas que levanten algo la patria que desde el Gobierno se quiebra todos los días?
—Al pobre Ronquillo no lo incluyen en esos paseos. Es lógico que tenga tiempo para afirmar que «Más allá de los detalles técnicos o los planteos de cómo concretar y en qué tiempo las metas, se han producido algunos apagones de entendimiento».
—Los apagones de entendimiento del adalid de la prensa cubana se extienden más allá de veinticuatro horas.
—Pero se enfrenta a ellos con una voluntad inquebrantable. Si no, no afirmaría: «Sin dudas, resulta difícil poner luz a las salidas de nuestros entuertos socioeconómicos como al restablecimiento definitivo de ese sistema eléctrico que fue una bendición de la Revolución, y ahora le provoca tantos corrientazos de inconformidad».
—La bendición de la Revolución Energética no pasó de ver a un jefe de Estado, en un corrientazo de abuso de su cargo, regalando por doquier bombillos, ollas arroceras y hornillas eléctricas que, evidentemente, había adquirido con su salario.
—«Como en los últimos años de reajuste socialista, con el Programa de Gobierno saltan varias interrogantes ya bastante visibles en las redes sociales. Se la hacen medios internacionales de derecha, sus réplicas del ecosistema digital financiado por los yanquis en su codicia por derrotar el socialismo, y amigos de izquierda. También se instala en no escasos corrillos internos, incluso en segmentos de revolucionarios honestos preocupados por el destino nacional».
—Tira a la mierda la capacidad de quejarse de un pueblo entero. Con ese «incluso», minimiza a los «revolucionarios honestos». Los mete en el saco de «corrillos internos», poniendo por delante a los medios de derecha y amigos de izquierda, que no queda claro si son medios de izquierda o amigos de derecha.
—Dice que hay que aceptar, como ha subrayado el innovador en jefe, que «a los problemas, las carencias y dificultades muy severas que se acumulan urge encararlas revolucionando la Revolución».
—Se revoluciona la Revolución cuando, en un momento en que las arbovirosis crecen bajo el riego de charcos inmundos infestados de mosquitos, el presidente encara una «Visita a hospitales que están más cercanos al futuro», «pioneros en el camino de la informatización y la digitalización». Consecuente con que «para nuestra prensa revolucionaria el cambio no es una opción, es una urgencia», Ronquillo debe haber quedado pensativo cuando leyó que «en esa vida que se hace más fácil se dibuja la realidad deseada de la cual hablaba el presidente de la República». «Uno puede ir halando los sueños, si están en el futuro, e irlos acercando a la realidad del presente».
—Tanto los halan, que los acercan cada vez más al pasado.
—Menos mal que contamos con «Pedagogos del difícil arte de dirigir», un aporte del Granma. «Vale preguntarnos si en cada cuadra, barrio o comunidad tenemos iguales muestras de gratitud hacia los miles de hombres y mujeres que integran la red de escuelas del Partido, continuadora de aquel Sistema de Instrucción Revolucionaria que Fidel le sacó al enemigo de la manga de su camisa verde olivo».
—Habría que preguntarse de qué manga de la guayabera saca Ronquillo análisis tan lúcidos.
—La de involucionar la involución.
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Caricatura: Wimar Verdecia / CXC.