CT-Cambia
—En una realidad signada por la banalidad, el neocolonialismo y el odio que pulula en las redes, nadie ha prestado atención a un hecho inédito de nuestra historia que quedará en los anales del no te quites tú para ponerme yo, y que marca un antes y un después de la democracia socialista: dos dirigentes, el tronado y el relámpago, realizan juntos una gira por todo el país, el primero para decir que nadie más capacitado que aquel para ocupar el cargo que deja, y el segundo para declarar que nadie mejor que el otro para desocupar el puesto que se coge.
—¡No me digas que reapareció Gil y que se pasea con Joaquín Alonso!
—Eso, más que hecho inédito, sería un escándalo después que se dijo que Alejandro metió la mano donde no debía.
—Se dijo, pero no se demostró. Esperan a ver si bajo su asesoría mejoran las cuentas del Combinado del Este y pueden presentar alguna condición atenuante. Pero vayamos al grano: ¿cuál es el acontecimiento que anuncias a trompetillas?
—Ulises Guilarte se pasea de la sala al comedor: «No me pinches con cuchillo, pínchame con tenedor». Y lo hace acompañado de su sustituto, Osnay Miguel Colina Rodríguez.
—Qué bello, ¿eh? Compartiendo las mismas casas de visitas y las mismas comelatas.
—¿No te parece curioso?
—¿Ulises? Sí, muy curioso.
—No hablo de su persona, tan personal como ella sola.
—Ah, te preguntas lo mismo que yo. En un país donde los jefes son elegidos por otros superiores que consultan con los de arriba y preguntan qué le parece, jefe, ¿no era de esperar que el proceso de entrega comenzara desde mucho antes?
—Exacto. Pero tratemos de imaginarnos por un momento a Guilarte explicando a la nueva secretaria cuál es el mecanismo de génesis, redacción y traducción de sus intervenciones públicas. El proceso se las trae.
—Entiendo. Si se traslada el asunto a empatía con la masa trabajadora, es muy difícil convencer a un colectivo obrero de lo que es un dirigente sindical después que un tipo como Ulises pasó por allí.
—Por eso no. Ya es imposible convencer a nadie después de haber soportado a otro tipo de dirigentes… sindicales digo.
—Te equivocas. En Holguín, los representantes de los sindicatos entregaron un reconocimiento a Guilarte de Nacimiento «por las huellas que dejó en la organización, donde sembró compromiso y dedicación».
—Si sabía sembrar, ¿no podían haberlo mandado desde un principio para la agricultura?
—Quizás temían que dejara alguna huella… como las de Gil.
—Más que de huellas del saliente primer secretario de la Central de Trabajadores de Cuba, se reconoce «su impronta».
—¿No será su imprenta? Nunca habían quedado tan chulos los carteles, las consignas y las banderitas para los desfiles del Primero de Mayo.
—No podemos subestimar a Osnay por que posea ese segundo nombre, o un primer apellido que alude a «relieve más suave que el de una montaña».
—La estatura de Ulises es inalcanzable, solo comparable a la de los elegidos.
—Designados querrás decir.
—Para el caso es lo mismo. A Canel lo puso a dedo Raúl y luego declaró, sin que fuera oficial todavía el paripé de la elección popular, que estaría ahí por diez años más.
—Pero nunca se apareció con la pantalla de que le entregaba el cargo de a poco.
—Porque nunca se lo entregó. Se hizo el sustituido y basta.
—Volvamos a la CTC, que lo del PCC es cosa más seria, aunque tengan la misma terminación (hablo de Fonética).
—Te ayudo: Osnay llega en momentos en que se hace un llamado al análisis del Anteproyecto del Código del Trabajo, que, cosa rara, «no será necesario leerlo, ya que previamente debe ser estudiado». ¿Una cosa no implica la otra?
—Tampoco tiene importancia. Igual se dijo el pasado año que el proceso más trascendental en que se verían implicados los trabajadores cubanos sería la discusión de los posibles acuerdos del XXII Congreso de la CTC, y ahora resulta que el evento pasa a un segundo plano.
—Como Ulises.
—No creo. Su verbo, su compostura, su dicción, serán indelebles… e indescifrables.
—Me queda una duda: se entrega un cargo que no se ha elegido, pues eso es función del Congreso. Para nombrarlo de alguna forma, se habla de Osnay como presidente de la Comisión Organizadora. ¿Cómo queda Ulises?
—Al frente de la Comisión Desorganizadora.
***
Caricatura: Wimar Verdecia / CXC.