Nombrar, manipular y normalizar: estrategias discursivas del poder en Cuba
Al gobierno de La Habana debemos quitarle también el poder de vendernos la crisis cual panacea eterna. Como al principio, volvemos a Van Dijk: «Los receptores no son pasivos: pueden resistir, rechazar o redefinir los discursos de poder». Y ahí radica nuestra fuerza: en no aceptar como destino lo que no es más que manipulación disfrazada de verdad.