¿Apagones o alumbrones eléctricos en Cuba?
La economía cubana viene atravesando una crisis energética profunda desde el año 2020, dado que la demanda de energía eléctrica por todos los actores económicos es superior a la oferta de las plantas productoras. No es algo novedoso, ya el país pasó por una situación similar a mediados de los 2000, lo que llevó, entre otras acciones, a introducir en el Sistema Eléctrico Nacional los grupos electrógenos, y crear los programas del gobierno conocido como Revolución Energética.
Desde 2024 hasta la actualidad, el elevado déficit de generación eléctrica es uno de los temas de mayor impacto en la vida de la población cubana. No solo por el excesivo calor, que se acentúa debido al aumento de las temperaturas; lo más llamativo es que la carencia de combustibles domésticos, como el gas de botellón o balitas, hace que la electricidad sea uno de los medios alternativos para cocinar los alimentos, especialmente en las grandes urbes.
Es tan necesario cocinar que, ante la falta de electricidad, una bala de gas se cotiza hoy en el mercado informal por encima de los 40 000 cup. Esto sería el equivalente al salario de cuatro meses de intenso trabajo de un médico, aumentado recientemente.
En alguna ocasión se pensó que se aliviarían los angustiosos cortes eléctricos de períodos anteriores; sin embargo, cada mes se incrementan más los déficits.
La crisis energética ha tenido un impacto profundo en la vida cotidiana de los cubanos:
Servicios básicos: Los apagones afectan el suministro de agua, las comunicaciones y la conservación de alimentos.
Protestas: La frustración por la situación ha generado protestas en varias regiones del país.
Un déficit diario de más de 1000 MW resulta una situación crítica, porque corresponde a más del 30 % de la demanda de energía eléctrica, al menos en los horarios picos de consumo. No olvidar que la demanda promedio oscila alrededor de los 3200 MW diarios.
Cada provincia cubana es distinta, pero los promedios de apagones se han mantenido por veintidós horas al día, y existen provincias, como Matanzas, que han sobrepasado las veinticuatro horas sin electricidad en tiempos normales, es decir, no como resultado de los apagones totales por caída del Sistema electro-energético nacional (SEN), o blackout.
Algunas ciudades únicamente reciben dos o cuatro horas de electricidad al día, por lo que la gente habla «de cuándo pondrán la electricidad», ya no de cuándo «se va». En consecuencia, los «alumbrones» han estado por debajo de los apagones.
El gráfico siguiente muestra que, a pesar de las labores de mantenimiento que se realizan, el país lleva muchos meses de una situación sumamente crítica.
Fuente: Cubadebate / Información diaria - La Habana.
En la generación térmica están instalados en el país unos 1 993 mw potencia, y para julio de 2025 se estima una disponibilidad de 1 120 mw, que podrá ser aumentada en agosto hasta 1 160. En cuanto a los parques solares fotovoltaicos, en enero de 2026 se supone que deban estar sincronizados 51, con una contribución total de 1 115 mw.
No pretendo desconocer las causas reales de los apagones, pero es real que la población cubana está en un límite muy complicado de sobrevivencia, donde, además de las carencias de alimentos, transporte, etc., tiene que vivir en casi total oscuridad.
Se pueden esgrimir múltiples argumentos para haber llegado a esta situación, pero el que más destaca son las escasas inversiones en las plantas termoeléctricas existentes. No se realizaron mantenimientos capitales a unidades termoeléctricas con alta obsolescencia tecnológica debida a su antigüedad. Se pensó que, con la inversión en grupos electrógenos aislados, se había amortiguado la necesidad de invertir en plantas más grandes, pero no se tuvo en cuenta que el combustible para esos grupos hay que pagarlos en el exterior.
Lo que era evidente pasó factura. Esos grupos electrógenos eran de emergencia, para momentos de crisis, no se instalaron para sustituir a las grandes plantas. Además, generalmente funcionan con Diesel y fuel, combustibles mucho más caros que el petróleo crudo que requieren las termoeléctricas, y que deben importarse completamente. Ante la subida de precios en el mercado internacional, el mantenimiento de los niveles de importación resultó imposible. Es decir, al no contar con las divisas extranjeras necesarias, no se puede adquirir el combustible específico que necesitan esas plantas.
Al cierre de abril del año en curso, el país contaba con 1 020 mw de potencia en la generación distribuida, de los cuales, alrededor de 200, se han recuperado en lo transcurrido de 2025.
Es más que conocida la entrada de la economía cubana casi en bancarrota, ya que se lleva aproximadamente más de once trimestres consecutivos de recesión económica, y por ende la Isla está en una compleja situación.
Todavía es necesario esclarecer a los «hacedores de políticas», que la economía tiene sus reglas, y que una medida tomada inadecuadamente afecta al resto de las actividades, por múltiples factores que no son objetivo de este comentario.
Las zafras prácticamente han desaparecido, pero ellas tributaban al sistema electro energético nacional de forma significativa. Por su parte, ¿dónde queda el aporte de la Bioeléctrica con tecnología china que fue construida con una inversión de centenares de millones de dólares en el central Ciro Redondo de Ciego de Ávila? ¿Quiénes pagarán por tan lamentable desastre? ¿Es la falta de caña para el central? ¿Es que se acabó el marabú como alternativa para hacer funcionar esas calderas? ¿Por qué no se informa públicamente nada de lo sucedido?
Las consecuencias de vivir sin electricidad son muy evidentes
La calidad de vida de un individuo debe mejorar a lo largo de su vida. No es posible que, en treinta o cuarenta años, no se logre adquirir equipos electrodomésticos que contribuyan al ascenso del bienestar humano. En condiciones críticas, el ahorro energético de las familias es una variable importante, pero en un período de mediano o largo plazo, una política de extrema austeridad atenta contra la calidad de vida de la ciudadanía, al privarla de la tecnología que facilita el trabajo doméstico, y por tanto, permite que dedique más tiempo al trabajo productivo o al esparcimiento personal. Lo más curioso es que se ha producido una homogeneidad social, donde da lo mismo que tengas nuevos equipos o no los hayas podido adquirir. La falta de electricidad, es decir, los apagones, igualan a todas las personas si no han podido comprar una planta eléctrica personal.
Aunque en la afectación de los apagones se dé un mayor énfasis al desenvolvimiento de las familias en el hogar, los cortes eléctricos también afectan gravemente al sector productivo. Una persona que no recupere adecuadamente sus energías, es decir, que no goce de un buen descanso, ya que la falta de electricidad le impide incluso dormir, es de suponer que mermen su rendimiento y productividad, con la consiguiente afectación en el ámbito laboral.
Por otro lado, la automatización e informatización del trabajo he llevado a que muchas labores, que antes se hacían de forma manual o analógica, hoy requieran electricidad. Desde un campesino que tiene un sistema de riego automático, hasta un arquitecto que necesita una computadora para diseñar un plano. Eso, sin contar profesiones de alto rendimiento que han tenido auge en el siglo XXI, como la informática y el desarrollo de software, que dependen per se de la electricidad.
En adición, los cortes constantes de energía provocan grandes perjuicios al sector privado. Por ejemplo, los negocios que ofrecen servicios —como bares y restaurantes— en muchos casos deben cerrar por falta de energía, sobre todo en horario nocturno. Las extensas horas de apagón, comprometen incluso la conservación de los alimentos, provocando pérdidas y también encareciendo su precio final. Algunos negocios han podido adquirir sus propias plantas de emergencia, pero a la vez, tropiezan con la necesidad de combustibles para que ellas funcionen, y los mismos se encuentran sometidos a fuertes restricciones dada su escasez, incluso tienen que pagar el combustible en dólares de Estados Unidos.
Por tanto, si las condiciones laborales también están afectadas por la poca oferta de electricidad, los volúmenes de producción nunca serán los adecuados. Se desconoce la cuantificación de las pérdidas en la industria y los servicios por la falta de electricidad. Pero hablamos de un país que no crece en los últimos años, cuyas principales producciones agrícolas e industriales se encuentran por debajo de las cifras del 2018. Es evidente que resulta imposible superar tal decrecimiento de los indicadores en condiciones permanentes de apagones y falta de combustibles.
Calcular cómo los apagones afectan al turismo es complejo, pero lo que está demostrado es que constituyen un desestimulo para los viajeros, pues, aun cuando algunos hoteles tengan plantas eléctricas propias, no todos los turistas se quedan en estas instalaciones, y por demás, al salir se encontrarán una ciudad a oscuras y con los espacios de recreación cerrados. En anécdotas de turistas alojados en casas de Trinidad donde el dueño del hostal les ofrece una lámpara o una linterna a sus huéspedes para que no tengan un percance al caminar, las respuestas alegres de los mismos han sido que no regresarán hasta tanto no cambien las condiciones.
Las siguientes cifras demuestran cómo está disminuyendo el turismo a la Isla.
¿Qué hacer entonces? Creo que hay muchas reservas que se pueden aplicar, pero hay que dejar el inmovilismo y las exhortaciones vacías. Si no se invierte de forma sostenida y significativa en reestructurar el sistema eléctrico nacional, y mientras tanto, no se ofrecen soluciones a los productores para operar en condiciones adversas, la crisis eléctrica será un factor más que empuje hacia abajo los ya deprimidos niveles de producción y eficiencia de la economía cubana. En un país sin electricidad es imposible trazar realistamente una ruta para el desarrollo.
Un breve resumen de las causas de la crisis eléctrica en Cuba sería:
Falta de combustible: La escasez de petróleo, agravada por la disminución de envíos desde Venezuela y Rusia, que ha limitado la capacidad de generación en los grupos electrógenos.
Infraestructura obsoleta: Muchas plantas termoeléctricas, como la Antonio Guiteras y la Felton, sufren averías frecuentes debido a su antigüedad y falta de mantenimiento.
Para enfrentar la situación actual, el gobierno cubano ha iniciado proyectos de energías renovables:
Parques solares: Con apoyo de China, se planea instalar más de cincuenta parques solares en 2025, con una capacidad total de más de 1,000 MW. Hasta marzo, ocho parques ya estaban operativos y generan 170 MW.
Colaboración internacional: China y Rusia están asistiendo a Cuba en la modernización de plantas eléctricas y en la construcción de nuevas instalaciones para diversificar la matriz energética.
Para producir más electricidad de forma sostenible y estable, el gobierno cubano tendría que actuar en varias direcciones a la vez.
1. Modernizar las plantas existentes
Reparar y actualizar las termoeléctricas antiguas, muchas de las cuales tienen más de treinta años.
Instalar sistemas de control automático y nuevas turbinas más eficientes.
Invertir en mantenimiento regular para evitar apagones por fallas técnicas.
2. Diversificar la matriz energética
Expandir energías renovables: solar, eólica y biomasa (que en Cuba tiene potencial con los residuos de la caña).
Gas natural: si se logra importar más gas, podría ser una opción de transición más limpia que el fuel oil.
3. Concretar alianzas internacionales estratégicas.
Más cooperación técnica y financiera con China, Rusia, Vietnam y otros.
Proyectos de inversión extranjera en generación y distribución eléctrica, bajo acuerdos seguros y rentables.
4. Resolver la crisis del combustible.
Asegurar suministros estables de petróleo, diésel y gas, diversificando proveedores.
Desarrollar, a mediano plazo, capacidad propia de biocombustibles locales.
5. Reformar el modelo de gestión energética
Dar más espacio a proyectos privados o cooperativos de generación renovable.
Crear incentivos para la inversión en generación distribuida (por ejemplo, techos solares en viviendas y fábricas).
En conclusión, los principales problemas que están teniendo lugar en la generación eléctrica:
Apagones frecuentes: Los cortes de electricidad son diarios en muchas provincias, con duraciones que pueden superar las 8-12 horas y las 22 horas en algunos lugares.
Falta de generación: Más del 60% de la capacidad instalada está fuera de servicio por averías o mantenimiento pendiente.
Dependencia del combustible importado: Cuba no produce suficiente petróleo y depende de importaciones (principalmente de Venezuela y otros aliados), que a menudo son insuficientes.
Envejecimiento de la infraestructura: Las plantas eléctricas tienen décadas de uso y sufren constantes fallos técnicos.
En perspectiva, la situación no mejorará a corto plazo debido a la crisis económica estructural de Cuba y a las sanciones internacionales que limitan el acceso a financiamiento y tecnología. Pero especialmente, debido a la falta de divisas extranjeras, pues las remesas han disminuido, el turismo continúa una tendencia decreciente en los últimos meses, la producción azucarera no rebasara las 100 000 toneladas, el níquel está estancado, y la biotecnología permanece en un limbo productivo. Solo podrían aumentar los servicios médicos profesionales, aunque existe una campaña internacional en su contra.
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Imagen principal: Sasha Durán / CXC.