Les presento a la Patria

¿Acaso Carlos Manuel de Céspedes era socialista cuando inició la lucha por la independencia de Cuba? ¿Eran socialistas Máximo Gómez, Antonio Maceo, Ignacio Agramonte, Serafín Sánchez... cuando ordenaban una carga al machete en busca de la libertad? ¿Se puede catalogar de socialista a José Martí cuando ideaba una República con todos y para el bien de todos? A estos independentistas y a Mariana Grajales, Ana Betancourt, Amalia Simoni, Isabel Rubio... pueden adjudicársele dos calificativos: patriotas y revolucionarios.

La Patria tiene que ver con la identidad, comenzando por lo individual, hasta adentrarse en el ámbito social, cultural, económico y político con un alcance nacional. La Patria es el suelo donde se nace, las tradiciones que se heredan, las raíces cultivadas de generación en generación, la manera de expresarse, el vínculo que se establece con personas afines. Patria es la familia de la que se proviene y la que se crea, es la devoción por nuestros antecesores, el amor entrañable por madres, padres, hijos, nietos, parejas... Patria es la voluntad de estar siempre unidos, sin que importen criterios unánimes ni razas ni ideologías ni ubicación geográfica ni religiones. Patria es el aire que se respira, el respeto por los muertos y por los vivos, la comunión de seres que comparten una etapa de la historia. El apóstol lo definió con una frase breve y certera: Patria es humanidad.

Ella no necesita de una revolución para existir. Las revoluciones pertenecen a períodos determinados, en los que convergen diferentes factores para cambiar un orden establecido. Las revoluciones, violentas o pacíficas, se desencadenan por necesidades puntuales, por demandas no resueltas, por derechos ignorados o reprimidos. Mientras la Patria late continuamente en el espíritu de un país, las revoluciones pueden llegar a perder su significado si no son capaces de transformar consignas en prácticas cotidianas. La Patria es inmortal porque germina en cada individuo que nace. Las revoluciones son finitas porque los principios que las sustentan perecen.

¿Qué es el Socialismo para la Patria? Simplemente es una opción que, si no funciona o es tergiversada, debe reformarse o sustituirse por otro modelo económico y político que responda, de hecho y no de palabra, a los intereses del pueblo. Ser patriota no implica asumirse como feudalista, capitalista, socialista o comunista. Los sistemas tienen que subordinarse a la voluntad ciudadana, de lo contrario transitan a fases degradantes en que se manifiesta mediante el totalitarismo dictatorial y represor.

Ser patriota es defender la integridad de la nación por encima de cualquier privilegio. Es revolucionar con acciones toda condición de estancamiento. Es transformar las crisis en oportunidades para el desarrollo comunitario. «No es el amor ridículo a la tierra ni a la hierba que pisan nuestras plantas. Es el odio invencible a quien la oprime. Es el rencor eterno a quien la ataca».

José Martí (Obra de Jorge Arche)

Un patriota comprende que ha sido muy perjudicial unir en uno los conceptos Patria, Revolución y Socialismo. Esta alianza forzosa comenzó como retórica discursiva y ha terminado como distorsión de los paradigmas identitarios. Un patriota sabe que las revoluciones de Céspedes, Martí, Villena y Fidel estuvieron marcadas por circunstancias, reclamos y propuestas diferentes.

Sabe un patriota que la bandera de la estrella solitaria fue aporte del anexionismo. Comprende que en las tres puntas del triángulo la libertad, la igualdad y la fraternidad constituyen un hermoso legado masónico. Conoce que existieron notables conflictos entre Francisco Vicente Aguilera, Salvador Cisneros Betancourt y Carlos Manuel de Céspedes. Es consciente de que Antonio y Flor pospusieron su duelo personal ante el llamado de Martí.

Un patriota ha leído sobre las «penas sin nombre» del Héroe Nacional y que, pasada la 1:30 de la tarde del 19 de mayo, le acompañaba en su caída la escarapela que perteneciera al Padre de todos los cubanos. Reconoce los éxitos que se alcanzaron durante la República. Domina los problemas existentes al interior de las organizaciones revolucionarias antes de 1959. Asume que no necesita ser comunista para amar a este país. Un patriota sabe que «la verdad de la verdad es que nunca es una»...

La Patria está en nosotros y con nosotros. Ahora nos conmina a sostenerla desde dondequiera que nos encontremos. Ella no se establece por decreto presidencial, porque es tan real que trasciende en el alma de todas las generaciones. La Patria está en el himno, en el escudo, en el pasado y en el porvenir. Se proclama con la fe de los creyentes, con la producción de los trabajadores, con el sudor de los campesinos, con el pensamiento de los intelectuales, con el emprendimiento de los propietarios.

Es lo espontáneamente cultural, lo espiritualmente raigal. A la Patria es imposible / describirla totalmente / porque Patria es la fuente / de lo invisible, visible. / Es un canto impredecible. / Es como un trueno feroz. / Es el camino veloz / que proviene de la historia. / La Patria es nuestra memoria, /nuestra sangre y nuestra voz. 

Dariel Enrique Martín Hernández

Teólogo, profesor de Teología práctica y de creación literaria, escritor y editor residente en Matanzas.

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